WE ARE THE METALHEADS!

viernes, 8 de octubre de 2010

Yo, robot

Ando leyendo Yo, robot en mi ansia de leer los clásicos de la Ciencia Ficción que no sólo de series vive el hombre y, en el capítulo en el que salen Powell y Donovan con el robot Cutíe (QT-1) leí un párrafo que me encantó. Creo que mi profesora de Filosofía de bachiller ya nos lo habíanombrado pero no lo recorde hasta hoy.

Poniendonos en contexto: el robot, primero de los de su clase, se plantea que los humanos no han podido construirle y refuta los hechos de la manera siguiente:


-Fijate en tí-dijo finalmente-. No lo digo con espíritu de desprecio, pero fíjate bien. El material del que estás hecho es blando y flojo, carece de resistencia, y su energía depende de la oxdación ineficiente delmaterial orgánico.... como esto- añadio señalando con un gesto de reprobación los restos del sandwich de donovan-.Entráis periodicamente en coma y la menor variación de temperatura, presión atomsférica, la humedad o la intensidad de radiación afecta vuestra eficiencia. Sois alterables Yo, por el contrario, soy un producto acabado. Absorbo energía electrica directamente y la utilizo con casi un ciento por ciento de eficiencia . Estoy compuesto de fuerte metal, permanezco consciente todo el tiempo y puedo soportar fácilmente los más extremados cambios ambientales. Estos son hechos que, partiendo de una irrefutable proposición de que ningún ser puede crear un ser más perfecto que él, reduce vuestra teoría a la nada

Isaac Asimov, Yo, robot.

El robot finalmente concluye que la fuente de energía de la estación espacial es Dios porque sólamente algo superior ha podido fabricarlo.

Me parece interesante el argumento porque, a mi modo de ver es perfectamente válido salvo por el hecho de que supone que "algo le ha tenido que hacer". Pero eso es una cuestión religiosa en la que ahora no me apetece meterme para nada porque no soy objetiva, me parece una sandez. Sin embargo, la parte en la que dice Estos son hechos que, partiendo de una irrefutable proposición de que ningún ser puede crear un ser más perfecto que él, reduce vuestra teoría a la nada, me planteo si la robótica en sí tiene futuro o si acabaremos como en BattleStar Galatica.

En principio mi respuesta inmediata es: este robot es una excepción, un accidente fortuito mientras que el resto de los de su clase sólamente son capaces de llevar a cabo unas órdenes que les han programado. Y además no es peligroso ya que en su interior sigue conservando las tres leyes de la robótica (aunque en realidad son cuatro). En cierto modo, es un comportamiento similar al humano: un ser humano sólamente puede hacer aquello que ha aprendido o sus capacidades le permiten. Un charcutero, por ejemplo, no puede pilotar un avión sin previo aprendizaje.

Sin embargo, la vida y la evolución están basados en accidentes genéticos fortuítos y nadie nos dice que los robots, al final no puedan librarse de su programación. Bueno, solamente hay que ver la película aunque no me quiero autohacer spoilers.

Luego me planteo: ¿En un robot actuará la selección natural? Al fin y al cabo no puede reproducirse tal y como nosotros lo entendemos pero puede fabricar otros robots que cada vez sean mejores por lo que en cierto modo... podría ser

Como conclusión extraigo que quizá la robótica si tenga un futuro, al fin y al cabo se están adaptando muy bien a sus funciones. Sólo hay que ver Japón en el que ya hay robots humanoides desempeñando tareas fáciles como talleres de tecnología para los niños o de recepcionistas de hotel. Sin embargo, preveo que va a tener una función final que nadie se espera o incluso un holocausto robot en el que las maquinas tomen el control, cosa que eliminaría el temor a un holocausto zombie.

Pero yo veo más acertada una convivencia o:

http://www.youtube.com/watch?v=VP3MXze636Q

No es que sea una reflexión muy sesuda pero tenia que poner el párrafo

lunes, 4 de octubre de 2010

domingo, 3 de octubre de 2010

El sentido de la vida (III)

Esta gente, es consciente de que el ser humano, dentro de su misticismo, su razón o, por llamarlo de alguna forma, desde su posición privilegiada de conciencia, sabe, indirecta o directamente que el ser humano es un animal social.

En la naturaleza podemos encontrar que muchos animales forman grupos como los leones, los elefantes, algunas aves e incluso algunos insectos. El ser humano es uno de estos animales pero en muchos casos no tiene conciencia de grupo. A pesar de ello, el ser humano, eligió vivir en comunidad y convertirse en animal social para prosperar. Esto nos hace pensar que como conjunto, somos mucho más fuertes que por separado pero no sabemos ponernos de acuerdo para luchar por algún objetivo en común. En mi opinión, el ser humano debería tener conciencia de raza. Y de esta forma acabarían los conflictos entre los diferentes países por la supremacía mundial. En cualquier caso, al hombre le es muy difícil vivir en paz, siempre crea conflictos de cualquier tipo con sus semejantes porque intenta siempre imponer sus criterios y, si no lo consigue, utiliza la fuerza.

Sin embargo, desde que se nace ya se pertenece a un grupo determinado de gente que tiene unas características particulares que les diferencian del resto. Se pertenece a una familia, a un barrio, a una ciudad o pueblo, a un país, a un continente, etc. Después a medida que el individuo se desarrolla puede elegir formar parte de otros grupos: un instituto determinado, de una universidad, una tribu urbana, un partido político, etc. A mi modo de ver, estas clasificaciones hechas por el propio ser humano no son más que una forma que tiene el individuo de rodearse de gente que opina lo mismo que él para encontrarse más integrado. Y es que, el ser humano necesita integrarse en alguna de estas clasificaciones.

Pero, esto nos lleva a plantear si el ser humano es libre de elegir. ¿Siempre o sólo en ciertos casos? Subjetivamente, el ser humano es libre, puede elegir ciertas cosas, pero objetivamente no, necesita pertenecer a algo, seguir unas normas sociales; ya que, si no las siguiera no podría estar en la sociedad y el ser humano, si esta completamente solo, no es feliz. Entonces, es cuando aparecen los grados de libertad: un individuo no puede elegir en que familia vivir pero si puede elegir su partido político. Sin embargo, todas las influencias cuentan. Cada individuo se clasificará a si mismo dentro de un grupo según sus vivencias. Como decía Ortega “Yo soy yo y mi circunstancia”, es decir, cada persona se desarrolla de una forma por los acontecimientos que le ha tocado vivir. Esto nos plantea que incluso la gente que afirma que no es de ningún grupo, ya forma parte de uno, del grupo de los que no quieren ser de ningún otro, la corriente de los anticorriente.

Pero, como todo, tienen su punto bueno y su punto malo. Como parte buena: el individuo se siente más integrado en un ámbito y nos ayuda a darnos cuenta la diversidad humana acerca de un mismo punto. Por ejemplo, hay montones de tipos de música y la gente se clasifica según que música le gusta. También podemos pensar en toda la diversidad de partidos políticos existentes, en modos de vestir, etc. Sobre cualquier punto van a salir múltiples opciones.

Sin embargo, por otro lado, también está la parte mala. Tanta diversidad y el deseo de la gente de clasificarse de una forma u otra, lo único que hace es que el ser humano, como tal, pierda cohesión. Somos una gran manada que, si actuara junta, podría llegar mucho más lejos de lo que está llegando actualmente. Esto es debido a que, dentro de sus características, el ser humano es muy competitivo: cada individuo piensa que su “grupo” o su “clasificación” es la mejor. Por ejemplo, un individuo quiere que su partido político gane porque es el mejor, o que su país sea el más desarrollado porque tiene mayor potencial. Y esto, lleva a algo muy importante en la sociedad actual: el dinero. La grande y triste realidad es que el ser humano, en todo su potencial, en la mayoría de los casos sólo se mueve por dinero.